jueves, 9 de enero de 2014

Si el niño Jesús se hubiese llevado unos azotes cuando se perdió, la historia del mundo habría cambiado.

Aparece una lágrima cuando la flor se abre, el Sol intenta evaporarla pero no sabe que está hecha de sangre, sangre salida del fondo de la vagina de la madre de Dios, vagina pura que nadie ha mancillado excepto aquella paloma que ninguno vio, y que sin embargo la embarazó. Pero fue mayor embarazo el de tener que decirle a su marido: -José, estoy encinta. José, que no era muy avispado, pues solo tenía un FP de carpintería no entendía esos vocablos. Hasta que vio una prominente barriga donde antes había un vientre plano de gimnasio, y entonces, como no era suficiente, ella decidió parir entre dos animales más infértiles que el desierto de Almería, un buey y una mula.

Y yo no puedo más que preguntarme si tal vez la locura de San Mateos era mayor que la mía, puesto que nadie suele hacer caso a los escritos que escribo, diciendo que soy un escatológico, un depravado sexual y un adicto a la estimulación manual de mi miembro viril. Y qué culpa tengo yo de que una vez me dijeran: -Si te haces pis, menéatela y se te pasará. Y así llevo  más de catorce años, perdiendo el chií entre 2 y 5 veces diarias, aunque lo más paradójico es que jamás había tenido un callo, hasta que empecé a agarrar otras barras de carácter metálico en esa adicción del siglo XXI llamado gimnasio.

Sí, he caído en las garras del deporte de culturismo, dónde la cultura tiene más bien poco que ver. Bueno, a veces puedes ver a alguien levantando “Los Pilares de la Tierra” como si de una mancuerna se tratara, pero dudo que sepa siquiera qué es la Baja Edad Media, sin saber paradójicamente que él tiene más parecido con esa época que un arado de esos que se encuentran en las casa antiguas.


Pero en fin, los progresos se notan, y es tiempo de cambio, sin olvidarnos del “Yes, We can” o el “Aguanta Nena”, muy válido para todo aquello con forma fálica.  Y creo que no tengo nada más que decir sobre este tema, tal vez salga a correr, aunque antes ya me he corrido y formado una nueva estalactita debajo de mi mesa, ojalá durase tanto como en las cuevas…

Por Henry Charles Borowski..

No hay comentarios:

Publicar un comentario