viernes, 1 de agosto de 2014

Quizases


Lo malo y bueno de la vida es que además de blanco y negro y de síes y noes, hay grises y quizases. Todo o nada es posible mientras no se decida, como pensaría Mr.Nobody, o el gato de Schrödinger tantas veces vivo y muerto al mismo tiempo. Nos obligan a elegir, porque hemos dividido al mundo en tiempo y dinero, sin espacio para dudas ni dubitaciones sinuosas. Sólo cabe la claridad y contundencia del sí y el no, o de la mar cristalina que nos permite hallar desde fuera las maravillas de su interior; pero sin hueco para un sino, para las preguntas sin respuesta, para los rodeos inescrutables del pensamiento humano. 

La toma de decisiones, las innumerables elecciones que debemos tomar en nuestras miserables existencias, acabarán matándonos. Aumentan el número de personas deprimidas, con niveles de estrés rozando las nubes de un cielo que nunca saborearemos. Consecuencias de elegir, de seguir un camino y arrepentirnos de no haber elegido otro, u otro, u otro...confundiéndonos sin saber si hacer caso a la razón o a su antónimo hermano, el corazón.
  
Así transcurre la vida, volando sin mirar por nosotros, sin instrucciones que seguir, ni lecciones que aprender. Sólo somos habitantes de paso, huéspedes de algo al que no le importamos nada. Y no dejamos de entristecernos por no saber qué hacer, todo está bien mientras no demos pasos. Mas el viento nos empuja hacia delante, y la luna, su brillo y su encanto nos embauca y nos llena de valor para decidir. Tras la puesta de la luna, llega el sol, con su luz, y volvemos a tener miedo por mirar atrás y no saber si habremos elegido bien.

Pero qué clase de estancia tendríamos -en este inmenso mundo- sin elecciones. Es increíble ser consciente de que las -correctas o erróneas- decisiones son fruto de nuestros efímeros yoes, nuestra potestad para elegir es dolorosa y bonita a la vez. Nadie dijo que la libertad fuese sencilla, pero todos sabemos que es innegociable. 
 
Sería verdadera gloria quedarnos quietos sin movernos y soñar todos nuestros presentes y futuros posibles. Sin elecciones, sin presiones, sin revolucionar nuestra alma y que -como consecuencia- se rompa en mil pedazos demasiado temprano. Sin embargo, sólo sería eso, sueños, imaginaciones no palpables. Los sueños son maravillosos, y es necesario tenerlos, pero allá donde estén las emociones a flor de piel, que huyan toda clase de sueños. 
 
Y de este modo, seguiré tomando decisiones, eligiendo caminos incorrectos, confundiéndome y hurgando en mi corazón cerebral, para acabar llorando cuando llega la breve felicidad. Indescifrable sensación, esencia fugaz que llena el organismo de paz exaltada, exterminadora de preguntas atemorizantes, la droga con las que nos bendice nuestra camello, la vida, eso es mi felicidad.



Pero...guardaré algún “tal vez”, para reunir en esos diminutos puzzles la esencia de todas las posibilidades juntas. 







Escrito, tal vez, por Edgar Kerouac. 

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