miércoles, 22 de octubre de 2014

Busco, busco y más busco.

Busco tu mirada en los ojos de la gente. 
Nuevo en una ciudad que se me hace grande, 
donde me pierdo 
y no sé donde encontrarme.

Busco tus pisadas en los andenes de metro, 
donde a veces puedo oír el rumor del silencio 
acallado por las prisas
 y aplastado por el anonimato de miles de personas 
que se dirigen 
 a ningún lugar concreto.

Busco tu esencia entre los árboles de los parques,
 marchitándome poco a poco y 
cayendo lentamente como las hojas en otoño,
 posándome en la hierba
 que me sirve de almohada.

Busco tu cabello entre el viento,  
que sólo trae polen y lágrimas
 que han vuelto.

Te busco en mis sueños, 
pero no te encuentro.

Ya no sé si te has ido para siempre, 
o soy yo el que no ha ido detrás de ti. 
Ahora me dices que hay que conocer a otra gente, 
que el amor no está hecho para tu cuerpo
 y que hoy estás aquí, 
y mañana quien sabe. 
Que si yo te atraigo no es suficiente, 
que te han hecho daño
 y temes que un corazón cosido 
vuelva a fracturarse.

Es cierto que no puedo prometer amor eterno,
 ni siquiera de dos meses.
 Que soy un golfo, un borracho que cuando bebe dos copas de más
 (y a menudo pasa)
 me olvido de todo y solo quiero vaciarme 
sin importarme cómo ni con quien. 

Nunca he sido un buen novio, es más, 
creo que nunca he llegado a ser siquiera  un novio.


Y sin embargo
cuando busco esas pecas que se pierden en tu cuerpo,
solo quiero ser el Doctor Livingstone 
y descubrir lo más profundo que hay en tu mirada. 
Que recuerdo el calor de tu cuerpo,
 tu piel quemando mis entrañas
 y mis brazos intentando acariciarte el alma.



Por Carlos Pelerowski..

No hay comentarios:

Publicar un comentario