martes, 3 de marzo de 2015

No puedo titular algo que no recuerdo haber escrito.

Como un imbécil que se pone a buscar la mierda en los sumideros de su alma, no encuentra más que agua enfangada impidiendo que la mugre corra por sus arterias. Vengo de intentar follar con una mujer que no me atrae, y lo peor es que en un atisbo de dignidad me ha dejado plantado frente al frío y la impotencia. De nuevo en casa sé que me despierto en menos de 3 horas, volviendo a un trabajo que no me recompensa, a una vida en la que prefiero dormir que enfrentarme a sus problemas. Y casi no veo como escribo, las teclas parecen que juegan a un mundo incomprensible donde la e es la a y la m es la o, y ya no aprendemos a leer pero si a llorar, porque eso es lo que me provoca esta mierda, unas lágrimas que cuando caen son en vano. Unas lágrimas que no ve nadie porque las guardo en mis bolsillos, donde se pudren como odio, como eso que sentías por mí y que se ha llenado de hongos y no quiere ni el pozo de mi amargura. Vivo en una bipolaridad que tú me provocas, que causa estrés en mi pecho y mi corazón ya es como el de un viejo, arrugado y triste en una vida que ni siquiera he empezado a vivir, y sin embargo ya noto que no está completa.  Borracho es la excusa de mi vómito, expulso el alcohol que pago con el trabajo que roba mi tiempo y mi dignidad todos los fines de semana, y de paso me siento un poco más sucio si cabe. Mi polla no puede estar quieta, una amputación a tiempo seria la forma de no herir más a nadie y mucho menos a mí mismo, cansado de meterla en coños despiadados que muerden y salpican, cansado de que los coños que acogen mi soledad luego la lancen a la basura y me escupan cuando me vea, si bien no es con flujo sino con odio, y así se acabó el sexo con desconocidas hasta que la paja de media hora antes de salir no me satisfaga del todo y tenga que buscar algún agujero con olor a hierro, sangre y vergüenza, y me vacíe en la ignorancia de esta gente. A tomar por culo. Cabrones.


Joder, en serio que no recuerdo escribir esto, digo que es por Carlos Pelerowski porque estaba esparcido entre cientos de documentos míos, las musas me roban el sentido y mis dedos a veces teclean solos...

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