jueves, 9 de julio de 2015

Bebiendo por ella los vientos

“Con diferentes intentos
Que a beber viene imagino
Por él en sus pensamientos
Por el vaso bebe vino
Pero por ella los vientos.”


Francisco Gregorio de Salas




Vuelven esos ojos que me hacían temblar, esa mirada que quema más que el Sol que hace estos días. Él, como yo, bebía vino. Y por ella, como yo también, bebía los vientos.

Me asomo al precipicio que son tus labios, buscando sostenerme entre ellos y el vacío, esa décima de segundo donde quedo suspendido y solo siento tus vientos, tu aliento como lanza que aparece en mi boca.

Acaricio el vaso de vino, buscándote en los posos que deja. Yo no bebo en copa, y no follo con delicadeza. Cuando cierro los ojos mientras la bebida cae por mi garganta, siento tus caricias que desgarraban mi piel, tus uñas que se clavaban en mi espalda dejando marcas que parece que se han ido y sin embargo no.

Acerco mis pies desnudos al mar, siento la brisa que acaricia mis orejas y el salitre que impregna mis mejillas. Bebo los vientos que me traen aromas a un antes y a un mañana que parece que no llega. Aunque nunca un olor como el de tu sexo, o el de tu sudor empapando mis sábanas. Esencia que se perdía con la mañana, pero que volvía en la noche oscura, doliendo la ausencia de no tenerte.

Por ella bebía los vientos, los vinos y lo que hiciera falta. Yo siempre bebía por ella, y sin embargo no me daba cuenta de aquello que era lo más simple. Nadie bebía por mí, solo por mis compañeros. Toda la vida intentando salvarla, para acabar destrozado por el huracán que fueron sus besos. Entendí porque siempre tienen nombre de mujer. Y también que ya estaba bien, que lo que trajo el viento y el mar, también se lo lleva. Que es una deuda que al final hay que pagar, y no se puede pagar con versos. Aunque cada noche lo intente y acabe sangrando, no tengo cura.


Solo la galerna que tal vez algún día alguien beba por mí, y ese aliento salvará mi alma, mi cuerpo y mi pecho. Hasta entonces seguiré llenando mis vasos de vino, no vaya a ser que se cuele dentro un poco de viento.


 Carlos Pelerowski

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