miércoles, 27 de noviembre de 2013

Vida Inagotable de Haces de luz

Corría y corría y quiso llorar. “Miedo tengo miedo”, gemía sin sus pies parar. Un ajado trozo de papel cayó de su bolsillo, “VIH. Positivo.”, se dilucidó a la luz de un abeto hendido.

Hizo el amor con su amor. Su primera vez. Tenía que ser inolvidable…y lo fue para siempre. Quiso dar marcha atrás, volver al cuento de “nunca jamás”. Era tarde. El reloj de arena no frena, aquella fue su condena.

Tras sus lágrimas, las de sus padres. Destrozados consolándola, sin tener nadie que les consolara.


Por Edgar Kerouac.

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