miércoles, 10 de octubre de 2012

Inspirado por "Lejanía" de Borowsky


En el camino cayeron amigos, supongo que si cayeron no merecían tal nombre. La culpa quizás fue mía, tal vez, de ellos, seguro de ambos. Creo que la amistad es no temer demostrar tu amor. Despistar a la vergüenza, que siempre espera tras las esquinas, y comunicarle a tu buen compañero que le quieres, con un mensaje extraído de las mismas entrañas. Si piensas que estás dando demasiado en la relación y que la otra persona no equilibra esa balanza, pueden ocurrir dos cosas. La primera es que dejes de mandarle tu amor y que la amistad se marchite. La segunda, es que seas consciente de ese suceso y continúes depositando gramo a gramo tus sentimientos en ese fiel escudero, sin importar balanzas, sin pensar en la ecuanimidad...
He perdido a muchas personas que siempre guardaré, en pequeños pedazos, en mi espíritu. Serán siempre recordados. Con el paso de los años serán recuerdos cada vez más borrosos, aun así, los llevaré conmigo.
Muchas otras personas, innumerables diría, pasarán sin pena ni gloria por mi cabeza. No les habré hecho hueco en mi corazón, ni siquiera les habré abierto las puertas para que vean los hermoso que hay dentro, reservado para mis privilegiados. Serán como la canción del verano, rápidamente olvidados.
Sin embargo, unos pocos, quizás contados con una mano, a la que le faltan dedos, compondrán mi alma, cada uno de ellos sujetándola para que no se rompa.
He tardado en darme cuenta que mostrar tu cariño a una persona a la que aprecias no es motivo de vergüenza u orgullo, no debes esperar a que te llame o se interese por ti si lo que quieres y necesitas es escuchar su voz. Siempre he esperado a que se interesen por mí, haciéndome el duro, como si fuese de hielo.
Ahora disfruto de mis amistades mostrándoles todo mi interés, todo mi amor, sin esperar nada a cambio, pues soy feliz con el simple hecho de vaciar este cariño que rezuma en mi interior y que si no lo expulso se pudre y entonces lloro, a solas, agarrados de la cintura mi orgullo y yo, maldiciéndolo, maldiciéndome...

P.D. A mis amigos. Esas personas con las que me gustaría vivir en el cielo, con las que desearía vivir en el infierno. Personas con las que hay tal conexión que haría explotar cualquier circuito eléctrico. No sois hermanos de sangre, pero sí de corazón, no de apellidos, pero sí de esencia, no tenemos la misma familia, pero sois mi familia. Personas que cuando esté en el lecho de muerte, minutos antes de cerrar los ojos por última vez, recuerde todas nuestras aventuras y muera con una sonrisa que desprenda paz...pensando “¡gracias hijos de puta!”.

                                                                      Maribel Piñero Seco

Por discípulo de Maestro Sho-Hai...

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