martes, 30 de junio de 2015

Autoescrito



Una polilla dibujó en el aire invisible -con sus alas polvorientas- una palabra, o sólo fue mi mente quien la imaginó. La palabra en cuestión era 'autorretrato', definida por la RAE como “retrato de una persona hecho por ella misma”. Luego, medité cómo debería nombrarse al escrito de una persona realizado por ella misma y sobre sí misma. Concluí que 'autoescrito' era el nombre apropiado para tal caso, mas seguí indagando en mis galimatías cerebrales y profundicé en este nuevo término. Sería correcto decir que algo que está escrito por mí mismo es un 'autoescrito', pudiendo suprimir 'auto' y decir solamente “ha sido escrito por mí”, aunque, no por ello, deja de ser válido decir “autoescrito”. Por otra parte, y como decía anteriormente, 'autoescrito' sería sinónimo de 'autorretrato' pero en distinto ámbito, en este caso la escritura. Pondré un ejemplo para salvaros de este laberinto minotauresco sin minotauro, mas intentando aportar una nueva palabra al paraíso de las palabras. Puedo escribir sobre cualquier cosa, supongamos que lo hago sobre el pueblo kurdo, y realizo un ensayo de mi puño y letra sobre ellos. Esto sería un 'autoescrito', pues está realizado por mí mismo, y -siento repetirme- podría eludirse 'auto' -en el caso que así se quiera hacer-, y decir únicamente  “He escrito un ensayo sobre el pueblo kurdo”. Quizá, en la palabra 'escrito', queda implícito que ha sido llevado a cabo por uno mismo, mas no por ello 'autoescrito' es incorrecto. Ocurre exactamente lo mismo con 'autobús', debido a que su uso habitual es 'bus', sin embargo, 'autobús' no deja de ser correctamente correcto, aunque en 'bus' ya de por sí queda subyugado que es un automóvil, es decir, que puede moverse por sí mismo. Volvamos de nuevo a la palabra que es culpable de este relato, después de ejemplificar la primera acepción, es hora de hacerlo con la segunda. Supongamos, en este caso, que escribo sobre mí mismo, un poema o un relato cualquiera, pero siempre y cuando sea sobre mí. En este caso, estaría realizando un (auto)escrito autoescrito, valga la redundancia que en este preciso caso no lo es, pues contemplan términos distintos, como si dijera al lado del banco hay un banco, hay una redundancia fonética pero no semántica, y esta primera no es considerada en su definición como redundancia, un tema el cual habría que tratar en algún otro momento.
Para concluir este rocambolesco disparate, es necesario saber que un autoescrito (escrito de una persona sobre sí misma y por ella misma), obligatoriamente debe ser autoescrito (escrito por ella misma), sino pierde su razón de ser y la razón de este pensamiento circular, que me ha exigido remar y remar para llegar a un puerto desconocido o conocido, pero cuyo recuerdo se halla a la izquierda del inconsciente, donde habita el olvido.



Por Edgar Kerouac.

No hay comentarios:

Publicar un comentario