Una polilla dibujó en el aire
invisible -con sus alas polvorientas- una palabra, o sólo fue mi mente quien la
imaginó. La palabra en cuestión era 'autorretrato', definida por la RAE como
“retrato de una persona hecho por ella misma”. Luego, medité cómo debería
nombrarse al escrito de una persona realizado por ella misma y sobre sí misma.
Concluí que 'autoescrito' era el nombre apropiado para tal caso, mas seguí
indagando en mis galimatías cerebrales y profundicé en este nuevo término. Sería
correcto decir que algo que está escrito por mí mismo es un 'autoescrito',
pudiendo suprimir 'auto' y decir solamente “ha sido escrito por mí”, aunque, no
por ello, deja de ser válido decir “autoescrito”. Por otra parte, y como decía
anteriormente, 'autoescrito' sería sinónimo de 'autorretrato' pero en distinto
ámbito, en este caso la escritura. Pondré un ejemplo para salvaros de este
laberinto minotauresco sin minotauro, mas intentando aportar una nueva palabra
al paraíso de las palabras. Puedo escribir sobre cualquier cosa, supongamos que
lo hago sobre el pueblo kurdo, y realizo un ensayo de mi puño y letra sobre
ellos. Esto sería un 'autoescrito', pues está realizado por mí mismo, y -siento
repetirme- podría eludirse 'auto' -en el caso que así se quiera hacer-, y decir
únicamente  “He escrito un ensayo sobre
el pueblo kurdo”. Quizá, en la palabra 'escrito', queda implícito que ha sido
llevado a cabo por uno mismo, mas no por ello 'autoescrito' es incorrecto. Ocurre
exactamente lo mismo con 'autobús', debido a que su uso habitual es 'bus', sin
embargo, 'autobús' no deja de ser correctamente correcto, aunque en 'bus' ya de
por sí queda subyugado que es un automóvil, es decir, que puede moverse por sí
mismo. Volvamos de nuevo a la palabra que es culpable de este relato, después
de ejemplificar la primera acepción, es hora de hacerlo con la segunda.
Supongamos, en este caso, que escribo sobre mí mismo, un poema o un relato
cualquiera, pero siempre y cuando sea sobre mí. En este caso, estaría
realizando un (auto)escrito autoescrito, valga la redundancia que en este
preciso caso no lo es, pues contemplan términos distintos, como si dijera al
lado del banco hay un banco, hay una redundancia fonética pero no semántica, y
esta primera no es considerada en su definición como redundancia, un tema el
cual habría que tratar en algún otro momento.
Para concluir este
rocambolesco disparate, es necesario saber que un autoescrito (escrito de una
persona sobre sí misma y por ella misma), obligatoriamente debe ser autoescrito
(escrito por ella misma), sino pierde su razón de ser y la razón de este
pensamiento circular, que me ha exigido remar y remar para llegar a un puerto
desconocido o conocido, pero cuyo recuerdo se halla a la izquierda del
inconsciente, donde habita el olvido.
Por Edgar Kerouac.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario