miércoles, 3 de abril de 2013

¿A qué esperas?


Censuraron mi mirada,
dijeron que era triste.
Prohibieron que llorara
para no poder curar mis cicatrices.

Me despierto y tengo sueño,
ya no descanso ni durmiendo.
Penas, miserias y lamentos agrios,
las pesadillas de un mercenario.

Los espejos de mi casa,
todos rotos.
Los recuerdos y mis fotos,
no tienen hueco en este odio.

Y si fuera más alegre...
...moriría,
pues la felicidad es una droga,
la droga hacia la utopía.

La perversión nos acompaña,
incrustada en mentes opacas,
bocas que no confiesan,
sólo sale a la luz, en habitaciones secretas.

La confusión es el estado natural,
si estás decidido peligras,
huye y que nadie vuelva a verte,
las dudas te perseguirán hasta después de la muerte.

En este acuario en el que vivimos,
todos somos peces bobos,
que piensan que son libres,
sin mirar los grilletes que portamos en el lomo.

Vivo y deambulo cada día
como un jabato superviviente,
con el dolor de mi conciencia
sujeta en estos pies que no me tienen.

¿Y si la vida es corta qué más da?
con miedos, sufrimiento e insensibilidad,
te regalo mi vida,
¡quítamela ya!


Por discípulo de Maestro Sho-Hai.

No hay comentarios:

Publicar un comentario