lunes, 12 de mayo de 2014

Deseando buenas noches, y no sé si también buena suerte.

-Hola pequeña, ¿Qué haces levantada a estas horas?


-No podía dormir, ya sabes que si no le das las buenas noches a esta princesa, es como el cuento del guisante.

Sólo que tus palabras son
las que se me clavan en la espalda,
cuando no salen de tus labios.
Y hace tanto que ya no te oigo
susurrarlas a mi oído,
que no recuerdo el tacto de tus labios
en mi cansada piel,
la sonrisa de tus dedos acariciándome
sin pensar en un:
¡Mañana hay que madrugar, durmamos ya!
O algo por el estilo.
Se me escapan tus recuerdos
como arena entre las manos,
como sueños
en un mal despertar de esos que a veces tengo,
y que luego me es imposible continuar,
allí donde dejé el sueño.
Sé que jamás volverá, y eso es lo que me pasa contigo.
Sé que no vas a volver,
que no estás a mi lado,
que a veces eres capaz de correr más que cien caballos.
Y que con quien compartes cama ahora,
te ata cada noche al cabecero
para que no huyas y me saques de aquí,
de este laberinto en el que yo misma
me he convertido,
de este camino de baldosas desgastadas,
donde ya no hay amarillo
y sí un poco de rojo.
De esas lágrimas,
que aunque no sean de cocodrilo si tienen mucho de reptiliano,
porque ya sabes, que yo o ataco o huyo,
pero jamás puedo estar sentada.

- Mi pequeña Wendy, aunque te prometa Nunca Jamás, sabes que ya no puedo.

Miento cuando hablo,
río cuando debería llorar,
y follo cuando me emborracho.
Y a veces salgo y pienso: Joder, te quiero.
Pero acabo mordiendo el cuello
de alguna golfa, que no te llega ni
al zapato, ni al mocasín
ni siquiera al juanete.
Y sin embargo acabo en su cama,
maniatándome a su cabecero,
intentado no ir hacia ti,
sabiendo que solo llevo daño y un buen par de polvos.
Aunque luego me canse,
y me dé por tocarme en el baño,
mientras tú,
al otro lado,
lloras porque ya no quiero hacértelo como antaño.
Así que huyamos, para siempre.
Cada uno en dirección opuesta,
Y con un poco de suerte,
volveremos a encontrarnos,
esta vez para siempre.




Buenas noches princesa...

Por Carlos Pelerowski..

No hay comentarios:

Publicar un comentario