jueves, 12 de noviembre de 2015

Abriendo el esternón


Busco escribir una frase mejor,
luego la escribo
y desaparece la ilusión.
Quiero saber desnudar el corazón,
llevo veinticinco años
sin encontrar tal solución.
Vivo buscando mi misión,
pero poesía
es lo único
que sé hacer yo.
Bajo las cimas
porque las alturas me abruman,
pongo los pies en el suelo
porque esta es mi cuna.
Quiero sentirme mejor,
pero en el pensamiento
existe una sola condición:
no indagues donde nadie te enseñó.
Ellos miran hacia delante
yo a los lados,
debo ser de Marte,
me miran extrañados.
La vida es corta y embustera,
al nacer olvidaron
entregarme el contrato
por si renunciaba a ella.
Estas palabras son las lágrimas
que oprimo,
el manantial que me cura
de este indescriptible frío.
Allá fuera tengo la paz
que dentro no consigo,
cada nota de piano
es un poema, un algoritmo.
No hay explicación para la tristeza
con la que visto,
he comprendido que soy feliz
cuando la desvisto.
Y no tengo esperanza
más que en el amor,
en esa eternidad

que dura una milésima fracción.




Por Edgar Kerouac.

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