Busco
escribir una frase mejor,
luego
la escribo 
y
desaparece la ilusión.
Quiero
saber desnudar el corazón,
llevo
veinticinco años 
sin
encontrar tal solución. 
Vivo
buscando mi misión,
pero
poesía
es
lo único 
que
sé hacer yo.
Bajo
las cimas 
porque
las alturas me abruman,
pongo
los pies en el suelo 
porque
esta es mi cuna. 
Quiero
sentirme mejor,
pero
en el pensamiento
existe
una sola condición:
no
indagues donde nadie te enseñó.
Ellos
miran hacia delante
yo
a los lados,
debo
ser de Marte,
me
miran extrañados. 
La
vida es corta y embustera,
al
nacer olvidaron
entregarme
el contrato
por
si renunciaba a ella. 
Estas
palabras son las lágrimas
que
oprimo,
el
manantial que me cura
de
este indescriptible frío.
Allá
fuera tengo la paz
que
dentro no consigo,
cada
nota de piano
es
un poema, un algoritmo.
No
hay explicación para la tristeza 
con
la que visto,
he
comprendido que soy feliz
cuando
la desvisto.
Y
no tengo esperanza
más
que en el amor,
en
esa eternidad
que
dura una milésima fracción.
Por Edgar Kerouac.
 
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