Cráneo
subterráneo, sin corazón sólo hiel, tú que tras las escaleras sin
peldaños te escondes, pretendiendo ser sin ser, tú que miras con
los ojos que no tienes, que no sabes cuando es lunes o domingo, tú
que desconoces el significado de las cosas porque eres todas esas
cosas sin ser ninguna. Cráneo, que eres hueso duro como mármol,
cráneo calavera de antaño. Cuando la luna diga basta, apague la luz
que alumbra las miradas descarriadas. Cuando bajo tierra, mientras
los gusanos te meriendan, quieras dar ofrenda al órgano que dejó de
latir, con el que tanto tiempo no quisiste dejar de combatir.
Llorarás cuando ya no hace falta llorar. Sólo eres paja, pero
creíste ser el rey. Ahora, encuadrado y apresado entre madera de
baobab, quieres salir de la sombra en la que tantos años viviste.
Siento decirte que llegas tarde, has quedado decapitado, del corazón
separado, y sin él sólo eres pasto de cangrejos, ermitaños o el
tesoro de algún sabueso que tenga ganas de lamer un hueso. Para eso
has quedado cráneo amar...gado.
Por Edgar Kerouac. 
 
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