Estás borrándote de mi recuerdo,
con dificultad logro verte lúcido, 
tiempo y remordimiento que muerdo,
tu olvido en mis sentimientos,
sumido 
me encuentro en el desconsuelo
inmenso.
Estoy presente y el corazón ido.
Palabras, yacen en mi cuerpo denso,
palpitantes tambores africanos
rompiendo en sonidos que ya no
pienso.
Creando tercetos, Ludovico al piano,
dándote la vida en mis oídos
cuando sé que ya todo es en vano.
¡Tú! partiste mi joven alma en
dos,
herida cicatrizada, abierta sin
razón, 
cerrada aquí, donde estoy cohibido,
viendo en mis letras, tu corazón.
Por Edgar Kerouac. 
 
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