A
veces pienso en el final, ese día que caiga la última hoja del
árbol de mi vida. Creo que al llegar al pasillo final -el cual
imagino estrecho, frío y oscuro- a mano izquierda habrá un
mostrador sin ningún trabajador. Un expositor con hojas impolutas de
reclamación por la vida vivida. Al otro lado del pasillo -tal vez
más sombrío, más angosto...más triste- a la derecha, un
espejo...a esa persona tendré que exponerle mis quejas y
reclamaciones.
Por Edgar Kerouac. 
 
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