Desnudo
y trágico sin saber hacia donde mirar, la ventana de tu olvido hace ya tiempo
que la abriste, dejando paso a otros pájaros que con sus cantos te han
enamorado.
Yazgo
solitario en el lecho de mi litera de Ikea, a la que le faltan un par de tornillos
porque el sexo en ella es cuanto menos, complicado
Llego
ebrio a casa, ebrio de vino y de amor. He conocido a una chica, menudo pivón.
Rubia,
buen cuerpo, lozana y encima lo mejor, ni pajolera idea de español.
Así que
todas las burradas que suelo decir quedan en el tintero, y mi inglés de la
LOGSE consigue, con la ayuda de algún que otro chupito, que esta noche la suba
al cielo.
Cuando
digo esto no me refiero a que soy el mejor amante, es simplemente que mi cama
está algún que otro peldaño por encima de la de los simples mortales, cuatro en
concreto. Hoy le van a hacer el amor literalmente, porque mi cama, en efecto,
es una litera.
Gris
metalizada, finos acabados y una barra anticaída, estos suecos de Ikea piensan
en todo, son pura cortesía. Le dije a mi casero que me la anclara, aunque tal
vez él, como mi padre, no tenía mucha esperanza en que la usara. Si total, para
dormir, no se moverá. No te preocupes majo, os he puesto también un cómodo
sofá.
El sofá
se lo ha adueñado mi gata, y gracias a Murphy, para una vez que pillo, me toca
el lote completo. Guiri, bebida y alérgica. No quiero imaginar como sería
una…(slurp slurp) que cada diez segundos hicera Atchús. El que quiere escupir
algo soy yo, y sin embargo, por una vez, ella me ha ganado, ha sido la primera.
Así que
vamos a mi litera, y cuando sube por las escaleras me doy cuenta, en la
discoteca su trasero no parecía tan grande. Bueno, es igual, ya no hay marcha
atrás (Excepto la que puede que en un rato me toque practicar). 
Ahora
es cuando echo de menos los anclajes, esto se mueve más que una montaña rusa, y
el flexo del escritorio se acaba de caer estrepitosamente contra el suelo. Pero
parece que me da igual, estoy teniendo sexo! Aunque creo que a mi compi del
cuarto de al lado le estoy causando un pequeño trastorno de estrés
postraumático, suerte que hasta dentro de unos meses no aparece, e igual yo, ya
no vivo ahí o coincide con las vacaciones de verano y bendito calor, no tengo
que soportar agudos grititos de locura total. Aunque agudos los que hace aquí
la Señorita. Entre la cama, la fricción de mis calcetines blancos( los únicos
limpios que me quedaban) con la sábana acartonada y sus gemidos, esto parece la
Orquesta Municipal. 
En fin,
luego dormir tampoco es lo mejor, pues las barras, que aportan tanta
protección, impide que mis miembros se estiren, y tengo piernas y brazos
encogidos, vamos, que parezco un embrión.
Y así
llega y se acaba la noche, y ahora me toca echarla de aquí con sutileza, sin
ningún tipo de reproche. 
Bueno,
un polvo más y una mirada menos. Una nueva mancha en las sábanas y otra que se
quedará en el tintero. En fin amigos, así pasa otro día y yo ya solo quiero
dormir tranquilo, estirado, con mi manta suave y mi edredón acartonado.
los pájaros se han ido, al final, como tantos otros, no han anidado....
Por Carlos Pelerowski
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario