miércoles, 12 de septiembre de 2012

Las manzanas del pecado


Foster se comía una manzana, el jugo le escurría por la boca, la piel de la manzana se le quedaba entre los dientes. Terminó la manzana, proyectó una última mirada sobre el cadáver tendido en el suelo y se marchó con total impunidad.
Medianoche, Foster estaba sentado en su butaca. Por las noches era cuando vivía, pensaba que por el día únicamente transitaba gente aburrida y que nada interesante había por descubrir, en cambio las noches…no se sabía qué sorpresa podía deparar la noche, eso le encantaba.
Era una noche sin estrellas, el cielo estaba totalmente despejado, aún sin estrellas era una noche bastante clara e iluminada. Foster abandonó su casa, quería ir a beber pero también tenía ganas de sexo, así que se dirigió a un club de alterne, mataba dos pájaros de un tiro. Llegó al club, la gente le saludaba, parecía que había visitado más veces el lugar. El camarero, sin preguntar, le puso un gin tonic, Foster se lo tomó de un trago, estaba bastante excitado, pidió otra copa. Vio una cara que no le resultaba familiar, era una chica nueva, se llamaba Silvie, era una rubia rusa, de muy buen cuerpo, con unas piernas muy estilizadas y un culo más duro que una roca, aunque de escasos pechos, con una cara sumamente inocente y preciosa, rápidamente ella le lanzó una sonrisa.
Foster se despertó en su cama con un gran dolor de cabeza, se dirigió al lavabo a refrescarse la cara. Al mirarse en el espejo apreció unos arañazos en su cara bastante profundos, no recordaba la causa de esos arañazos. Orinó y se dio cuenta que en sus calzones había restos de semen, suponía que la noche había sido bastante salvaje, una carcajada hizo eco en las paredes del aseo…
Las 22:34 de la noche, Foster está bebiendo en la casa de un par de amigos, hablan sobre sexo mientras beben martinis. Parece una velada bastante plácida, ya que tanto Alex como Simón, sus amigos, no hablan sobre temas banales y aburridos, siempre hay algo emocionante que contar. El tema del sexo se agota, pasan a hablar sobre la defecación, Foster dice que es una de las cosas por las que merece la pena vivir la vida, Alex y Simón asienten mostrando su acuerdo con la opinión de Foster. El alcohol se consume de un modo fugaz, como los neumáticos de un fórmula uno, las risas no decaen, un ambiente cargado del humo de los puros invade la casa, no importa, parecen las nubes del cielo…
Mediodía, Foster se despierta sin dolor de cabeza, pero su boca sabe a vómito y manzana, se encuentra algo aturdido. Se sienta en el borde de la cama, mirando fijamente las baldosas del suelo, intentando recordar qué sucedió el día anterior, pero no recordaba absolutamente nada. Llamó a Alex para que le contará qué tal había ido la noche, el móvil estaba apagado. Decidió llamar a Simón, tampoco cogía el teléfono, Foster dedujo que la fiesta debía haber sido todo un desmadre. Se dirigió a la cocina, tenía sed, bebió agua y notó un agudo dolor en la boca, se metió los dedos para averiguar qué le ocurría, los dedos se impregnaron en sangre, le faltaban varios dientes, no recordaba el porqué…
Salió de su casa, iba elegante como siempre, con su camisa de cuello mao y de puño sencillo color beige, unos pantalones de lino marrón chocolate, con dos vueltas en los bajos, un sencillo pero exquisito cinturón negro de cuero y unos mocasines, sin calcetines como es debido, también marrones pero un marrón canela, con sus borlas moviéndose de forma pendular. Iba andando tan tranquilo cuando se cruzó con un vecino, lo saludó con un sutil elevamiento de cejas y un seco “ye”, y sin darse cuenta tropezó con un vagabundo que se encontraba sentado en el suelo pidiendo algo de dinero con un cartel que decía “me da vergüenza pedir dinero pero más vergüenza me da ver a mis hijos tan débiles y frágiles como el cristal”. Al tropezar con el vagabundo Foster cayó de bruces contra el suelo, justo antes de chocar contra la dura superficie le vino un flash a la mente, era una imagen borrosa sobre la cara de una chica rubia gritando angustiada.
Después de salir del hospital, pues al caer al suelo se fracturó la nariz, volvió a casa dando vueltas a la cabeza sin poder deshacerse de la imagen borrosa de esa chica. Se preguntaba “¿es una imagen que he visto en una película?”, “¿por qué me viene esa imagen a la cabeza?”, no tenía respuestas para esas preguntas. Volvió a llamar a Alex y Simón, seguían sin responder…
Foster estaba en casa dolorido de la nariz, se encontraba tremendamente aburrido, era de día y el Sol le volvía apático. Decidió dormir un rato y esperar a que la noche solucionase lo que el día no era capaz de hacer. Se despertó a las 01:20, una buena hora para disfrutar. Se dirigió al “Flanders”, un bar que solía frecuentar, se sentó en un taburete de la vieja escuela, de cuero con un agujero producido por la quemadura de un cigarrillo, y pidió una cerveza. El camarero enseguida se la sirvió junto con unos cacahuetes. Un borracho, que estaba al lado de Foster, empezó a decirle si le invitaba a una copa, a lo que Foster se negaba. El borracho insistió e insistió, hasta acabar con la paciencia de Foster, éste enfurecido le empujó, tirándole el sombrero negro que portaba, y le invitó a que se fuera del bar si no quería tener problemas, el borracho era un tipo muy esmirriado y daba bastante pena, recogió su sombrero y con la cabeza gacha abandonó el local sin replicar.
Despertó Foster, se encontraba increíblemente bien, con mucha energía, hoy le apetecía dar un paseo por el día, algo muy raro, pues apenas salía por el día, odiaba esta parte del día, valga la redundancia. Antes de salir de casa se duchó, desayunó un par de tostadas con aceite y tomate y un café sólo. Fue a abrir la puerta para abandonar su casa y, de reojo, vio en el perchero un sombrero que ya había visto antes, era un sombrero negro, ¿era el sombrero del borracho?, ahora que se paraba a pensar, no se acordaba de cómo terminó la noche, sólo recordaba que el borracho abandonó el local cabizbajo.
Foster realmente no recordaba apenas cómo terminaban sus noches, pero tampoco le daba la mayor importancia, bebía y mucho, la falta de memoria era una de las consecuencias obvias y que él asumía, así que tampoco le daba muchas vueltas al asunto. Sin más dilación, y sin pensar demasiado en aquel sombrero negro, se fue a dar un paseo. Le gustaba mucho leer y hacía tiempo que no leía, se acercó a una librería y estuvo dudando en comprar “Pregúntale al polvo” de John Fante o “Pulp” de Charles Bukowski, ambos autores eran de su devoción, pero se decantó por “Pulp”, Bukowski le había marcado el corazón a fuego lento. Se marchó de la librería, fue al cine a ver si había una película interesante, no había ninguna que mereciese su tiempo, decidió volver a casa, las energías se habían agotado y el día le volvía a dar el mismo asco que siempre.
03:11, Foster se estaba preparando para una nueva y ansiada noche. Cogió las llaves de casa y se fue a una discoteca. La gente por el día no le gustaba, pero por las noches, cuando todo el mundo iba bebido, incluido él, todo tomaba un cáliz distinto. Entró y observó que estaba a rebosar, se apresuró a la barra y pidió un whisky con cola, echó un vistazo a ver si había alguna mujer bonita. Se terminó el whisky, pidió otro, apreció una pareja de chicas al otro lado de la barra. Una era muy atractiva y parecía bastante joven, la otra era…simpática. Se aproximó a ambas y comenzó a entablar una conversación. Foster era un tipo con mucha labia, además de ser bastante guapo y saber vestir con clase, así que en poco tiempo tenía a ambas chicas a sus pies. Una de las chicas, la simpática, tenía 22 años, la otra tenía 17 recién cumplidos, era bellísima, tenía unas largas piernas de un moreno brillante, unos pechos turgentes y de buen tamaño, sin operar, incluso se dilucidaban unos redondos y perfectos pezones, llevaba unos tacones imposibles, cada vez que se movía su castaña melena parecía que se paraba el mundo…
Foster despertó, se encontraba incómodo, como si aquella cama no fuese la suya, efectivamente no era la suya. Se dio la vuelta y únicamente vio barrotes, estaba en la cárcel. Entraron dos policías a su celda, le pusieron las esposas y lo llevaron a la sala de interrogatorios. Foster no entendía nada, preguntaba exaltado y repetidamente “¿qué he hecho?”, los policías le miraban incrédulos. El policía Jiménez empezó a interrogar a Foster.
  • Policía Jiménez: “¿Tienes algo qué contar?”.
  • Foster: “No entiendo nada, ¿por qué estoy aquí?”.
  • Policía Jiménez: “Deberías saberlo”.
  • Foster: “Pues no, no lo sé, quiero irme a casa, este lugar apesta”.
  • Policía Jiménez: “¿Qué tienes que decir sobre Silvie?”.
  • Foster: “¿Quién?”.
  • Policía Jiménez: “Silvie, la prostituta, ¿no tienes que decir nada?”.
  • Foster: “Ah…supongo que me la follé y nada más, pero no lo recuerdo muy bien, iba muy borracho”.
  • Policía Jiménez: “No recuerdas nada entonces ¿no?”.
  • Foster: “Ya se lo he dicho, iba muy borracho”, contestó irritado.
  • Policía Jiménez: “Y tus amigos Alex y Simón, ¿qué tienes que decir sobre ellos?”.
  • Foster: “Hace unos cuantos días que no sé nada de ellos, les he llamado y tienen el teléfono apagado”.
  • Policía Jiménez: “Ya…entiendo…no sabes por qué no te contestan ¿no es así?”, dice con ironía.
  • Foster: “¿A qué viene ese tono?, ¿se está burlando de mí?, quiero irme de aquí, ¿por qué coño me habéis metido en esta puta cárcel?”, replica elevando el tono.
  • Policía Jiménez: “Deberías entender mis preguntas y deberías contestar, confiesa ya”.
  • Foster: “¿Qué quiere que confiese?”.
  • Policía Jiménez: “¿No quieres hablar sobre Tim?”.
  • Foster: “¿Quién coño es Tim?”.
  • Policía Jiménez: “Ah…ahora no conoces a ningún Tim ¿verdad?”, retorna la ironía.
  • Foster: “¡Estoy hasta los cojones!…”, sin terminar de hablar, se ve interrumpido por el policía Jiménez.
  • Policía Jiménez: “A ver sucia escoria, estoy harto de tus mentiras”, saca unas cintas y las coloca encima de la mesa, mostrándoselas a Foster. “Ahora me dirás que no reconoces estas cintas ¿no?”.
  • Foster: “No, nunca las había visto”.
  • Policía Jiménez: “Imaginaba que dirías eso, ahora las veremos juntos”, puso las cintas y empezaron a verlas en la televisión que había en la habitación.
Los vídeos eran terribles, en el primero se veía como Foster violaba a Silvie. Se la había llevado del club de alterne, ella pensaba que se iban a casa de Foster ha echar un polvo, sin embargo, Foster se dirigió a un descampado y comenzó a violarla mientras le pegaba con el cinturón, ella gritaba, para hacerla callar él le presionó el cuello con el cinturón, mientras continuaba violándola, en los últimos suspiros de Silvie, ésta no dejaba de intentar zafarse, únicamente consiguió arañar profundamente la cara de Foster, poco después murió asfixiada. Foster continuó violándola hasta que eyaculó y se limpió con sus calzones. La última imagen del vídeo era un primer plano de Foster, sentado en el capó del coche, comiéndose una manzana.
El siguiente vídeo se veía a Foster junto a Alex y Simón bebiendo sin parar y fumando puros, se les veía enormemente borrachos. Los amigos de Foster le preguntaban por qué les grababa, él decía que no quería perderse nada interesante. Foster dijo a Alex que besara a Simón en la boca, éste se negó riéndose pensando que estaba de broma. Foster insistió, nuevamente obtuvo una negativa. Foster sacó un cuchillo y volvió a reclamar lo mismo, Alex y Simón seguían riendo pensando que estaba de cachondeo y por lo borrachos que iban ambos, la risa se les escapaba involuntariamente. Cogió firme el cuchillo y lo clavó con fuerza en la zona genital de Alex, comenzó a sangrar, únicamente se escuchaba el gimoteo de dolor de Alex, las risas habían desaparecido. Foster le dijo a Simón que besará a Alex, Simón estaba pálido y comenzó a llorar de miedo, incluso se orinó, la cara de Foster se había transformado completamente, no parecía él, era una cara diabólica. Simón no podía ni moverse, estaba bloqueado, Foster se acercó a él y le apuñaló el estómago, no dejó de mirarle a los ojos a Simón, con un último impulso introdujo lo más profundo que pudo el cuchillo, Simón cayó muerto al suelo, mientras caía el cuerpo fallecido, la cabeza de Simón golpeó la boca de Foster rompiéndole unos cuantos dientes. Se acercó a Alex que se retorcía de dolor y le dijo “mira a Simón, está muerto por tu culpa, si le hubieses besado no estaría muerto”, lo decía en tono agresivo pero riéndose, con su boca repleta de sangre, seguidamente dio un gran salto y aplastó la cabeza de Alex, quedó inconsciente y acabó muriendo desangrado, perdía mucha sangre por el apuñalamiento. Al final del vídeo, Foster aparecía mirando a cámara en medio de los dos cuerpos que yacían en el suelo mientras se comía una manzana.
En el tercer, y último, vídeo aparecía una imagen de la calle, Foster se dio la vuelta y enfocó un letrero en el que ponía “Flanders”. Continuó andando, a lo lejos se veía a un hombre con un sombrero negro tambalearse, se llamaba Tim. Foster seguía al hombre, se metió en un callejón y Foster empezó a insultarle “borracho de mierda”, repetía una y otra vez, el borracho estaba muy asustado. Foster dejó la cámara en la tapa de una basura grande y ésta continuó grabando, el borracho gritaba “déjame por favor”. Foster cogió una botella grande y se la estampó en la cabeza al borracho, comenzó a sangrar abundantemente, estaba muy aturdido y con gran dolor. Se acercó Foster y le metió los dedos en los ojos con suma fuerza, el borracho gritó agudamente, Foster le había sacado ambos ojos. Mientras el hombre del sombrero negro gritaba, Foster aprovechó para meterle los ojos en la boca y cerrársela al mismo tiempo que taponaba su nariz. El borracho se atragantó con los ojos y se asfixió, su cara era íntegramente morada. Foster se acercó a la cámara, con el sombrero negro puesto, y se comió una manzana.
  • Foster: “Estos vídeos no son míos, yo no he grabado nada de eso, está trucado, lo habéis hecho vosotros”.
  • Policía Jiménez: “Cómo va a estar trucado, si eres tú quién graba los vídeos, se te ve claramente en todo momento”.
  • Foster: “No puedo ser yo, no recuerdo nada de eso, ¿dónde encontrasteis esos vídeos?”.
  • Policía Jiménez: “Estaban en tu casa. Había una caja repleta de manzanas y debajo de ellas estaban los vídeos”.
De repente le vinieron todas las imágenes a la mente a Foster, incluso se acordaba de cómo había llegado a la cárcel, definitivamente él había sido el causante de todos esos espantosos vídeos, sus recuerdos estaban más claros que nunca. No sólo recordaba las imágenes, se acordaba del sonido de la sangre caer al suelo, del olor a orín de Simón cuando se lo hizo enzima cagado de miedo, de cada palabra de clemencia de Silvie…en unos instantes lo había revivido todo. Claramente imaginó en su cabeza, diapositiva a diapositiva, cómo había llegado a la cárcel. Recordó haber salido de la discoteca junto a las dos chicas, la preciosa y la simpática, se metieron los tres en el coche de Foster. Se las llevó al mismo descampado en el que violó a Silvie y se propuso hacer con las dos chicas lo mismo que con ésta. Intentó amordazar a la chica de 17 años mientras amenazaba a su amiga diciéndole que si se marchaba mataría a su amiga, la chica simpática entre sollozos salió del coche corriendo lo más rápido que pudo, diciendo “lo siento Selena”. La amiga simpática corrió unos 10 minutos y se cruzó con un hombre, le pidió el móvil para llamar a la policía para que fuesen al lugar donde se encontraba Foster. Cuando llegó la policía, Foster ni se inmutó, estaba mirando a la cámara con una manzana en la mano aun sin empezar. El cuerpo de la chica se encontraba en el interior del coche, tenía el cuello rasgado finamente, apenas salía sangre, restos de esperma se dispersaban por la cara y los pechos, no respiraba, la policía había llegado demasiado tarde.
Ahora era consciente de todo, la cara de Foster había vuelto a cambiar, retornó el aspecto diabólico. A pesar de llevar esposas, al policía Jiménez, al ver el nuevo aspecto de Foster, le recorrió una sensación de temor por todo el cuerpo, la piel se le erizó e intentó disimular el temblor de sus piernas.
- Foster: “¿podría darme una de mis manzanas?”, preguntó al policía Jiménez. A la pregunta le siguió una risa maquiavélica que estremeció al resto de policías que vigilaban el interrogatorio desde la otra parte de la habitación.


Por discípulo de Maestro Sho-Hai...

No hay comentarios:

Publicar un comentario