martes, 14 de mayo de 2013

Recuerdos de la ciudad herida.


Encontrar la soledad
En lo más profundo del río
Que fluye por tu cuerpo.
Buscar las caricias
En la tierra fría
Que te abraza cuando,
Borracho y cansado
Caes sobre ella.
Besar la botella
Sabiendo que ese amargor
Pronto se convertirá en ilusión.                              
Ilusión metamorfoseada  mágicamente,
Llevándote a la locura
Que te atrapa en la noche.
Dónde una vez dentro,
No podrás escapar hasta que el Sol
Rompa el hechizo.
Encontrar a alguien igual que tú,
Con el que compartir la botella,
La música, la vida.
No olvidar la ciudad que te acoge,
Volver cada año por los mismos callejones.
Tocar esas piedras, sentir que todo se acaba.
Y, que sin embargo, al final,
Por alguna razón que el vino da,
Saber que todos esos recuerdos estarán ahí,
Donde yacen tus huesos bajo el peso de la vida.
Morir como un vagamundo,
Sabiendo que no has desperdiciado
El camino que has recorrido.
Hacerse fuego, envuelto en llamas
Arrojarte al vacío del mundo,
Y poder salir ileso.
Y, por fin
Como el ave fénix,
Resurgir de tus cenizas
Como un hombre nuevo.
Y mirar atrás, y poder sonreír
Mientras los ojos se empapan
En lágrimas, lágrimas empapadas
En vino.


Por Henry Borowsky...

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