Eres invisible y omnipresente,
causas sufrimiento e incertidumbre al ser humano,
mataríamos por poseerte infinitamente,
eres Dios y el Diablo.
Nos tienes cogidos por los cojones,
y cada día nos los aprietas un poco más,
eres muy relativo, no acabamos de comprenderte,
el miedo que te tenemos nos impide aprovecharte.
Pagaría por no haberte conocido nunca,
no tener noción de ti,
vivir pensando en mí y no en ti,
mi objetivo es sacarte partido sin prestarte atención. 
Los días malos te me haces tremendamente pesado,
los días felices pasas fugazmente,
miro hacia atrás y me quedo incrédulo,
eres un ladrón de guante blanco, robas nuestras vidas sin darnos cuenta.
Quizás estemos equivocados y te estemos juzgando mal,
quizás la culpa sea nuestra por conceptualizarte del modo incorrecto,
quizás haya que saber que estás ahí, que algún día terminarás, 
y nos arrastrarás contigo…pero mientras tanto nosotros somos los actores principales.
Puede que seas neutral, ni bueno ni malo,
somos los que te damos forma, los que te dirigimos a uno u otro camino,
hacemos digna nuestra vida utilizándote bien
o te malgastamos y nos arrepentimos en el último suspiro.
Me gustaría sentarme en una mesa redonda a charlar contigo,
verte la cara, ver si disfrutas viendo nuestra angustia al percibir como te marchas,
tal vez,  vea en tus ojos el mismo dolor que nosotros comemos todos los días,
me sorprendería gratamente.
¡Coño, qué feliz sería mostrándote indiferencia!,
pero no soy capaz de hacerlo, hay tantas y tantas señales que me indican tu presencia,
podría clasificarte en hora, minutos y segundos lo que hago cada día,
tú planificas todas nuestras vidas, las ordenas, somos meros títeres…
Espero que el día que muera en mi lápida ponga:
 “El Tiempo fue su mejor y peor amigo durante muchos años, 
acabó comprendiendo que no podía vencerle, 
así que le aceptó con sus pros y sus contras, tal y como era…
el Tiempo hizo lo mismo con él”.
Por discípulo de Maestro Sho-Hai...
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario